MILÁN NATA

Esta tarde he borrado definitivamente el antiguo obnubilario; aún sin trasladar algunas entradas, y sin saber muy bien qué hacer con los comentarios (los tengo todos preservados), quería ya pasar página cibernética.

Una extraña sensación me ha acompañado en el proceso de supresión de la página. Qué raro es borrar.

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