are o aren´t things what they used to be?

Después de correr la San Silvestre eldense, camino del campo donde celebraríamos la nochevieja, mi estupor por la gesta atlética se vio superado por una noticia que salió de la boca de un locutor de radio que tranquilamente, como el que anuncia que mañana habrá cielo despejado en el sureste y algún chubasco disperso en el resto de España, dijo algo así, sin que le pasara nada extraño ni le diera un síncope estético:

“Woody Allen con su clarinete y su banda tocan esta noche en un golf resort de Torre Pacheco”

Puse la noticia en forma de sms y añadí: "Things ain´t what they used to be. ¿O quizás nunca lo fueron y él y otros cuantos se empeñaron en hacernos creer lo contrario?"

Pensaba anoche mientras conducía, antes de entrar en el mundo de Pantagruel, en todo ese imaginario colectivo creado por la literatura, la música, el arte en sentido genérico, que acaba suplantando a la realidad. Me sentía un poco raro pensando en esas cosas mientras en la cocina la mayoría de la gente se afanaba en preparar las doce uvas. Me duró poco; en seguida llegué y me trasfundí la Estrella de Levante en dosis de quintos hasta alcanzar un nivel en sangre suficiente para irme a dormir con el saco de montaña al raso. A las horas la voz de mi hijo me comunicó desde dentro de la tienda de campaña que sus colegas se lo habían pensado mejor y se habían ido a los colchones, de modo que había sitio. Dormí dentro, pues, y soñé con una playa, creo.

Hoy regresábamos a casa y en el coche puse un disco antiguo recién recuperado que ya había olvidado, una recopilación que hice en noviembre de 2003. Arqueología emocional. En ella aparece esta canción. Al volver a cantarla, tantos años después, volví a sorprenderme por la letra. Y pensé: ya no se hacen letras como estas...