¿tanta realidad?

En La sombra del iceberg se plantea una pregunta particular como excusa para poder desarrollar una indagación acerca de una genérica, de mucho más calado. Está bien utilizar estos trucos. Algunas preguntas grandilocuentes es mejor resolverlas por aproximación. Así las defensas se bajan. La pregunta es bien sencilla: ¿es real o es trucada la fotografía de Robert Capa en la que un miliciano cae derribado por un disparo en el cerro Muriano?

Se proyectaba en el Pequeño Cine Estudio, un lugar inverosímil. Siempre que voy me adentro en un universo paralelo por partida doble: por un lado la película, sin duda interesante –cuántas veces he entrado a ciegas, sin saber de qué iba la proyección y sin querer saberlo, convencido de que superaría mis expectativas con creces-; por otro el cine como espacio físico, un lugar ya de por sí de difícil ubicación, escondido entre edificios neutros, a espaldas de uno de ellos, de dimensiones minúsculas y con un taquillero que hace las veces de santísima trinidad: cobra, acomoda y proyecta.

La película, hábilmente desarrollada en tono documental, no viene a ser sino un ensayo acerca de la impostura. ¿Podemos impostar en una fotografía documental? ¿Está permitido éticamente? Durante todo su metraje y con todo tipo de razonamientos se desvela la probable falsedad de la toma de Robert. Una de las personas entrevistadas es Basilio Martín Patino, ese extraterrestre nacido en un pueblo de Salamanca. Basilio dice sentado confortablemente en un sillón de su casa algo muy sencillo: en materia artística, siempre ha sido mentiroso y no le importa que le mientan; le importa la emoción que es capaz de generar esa mentira.

Hace unas horas he estado en una pequeña sala del Reina Sofía donde se exponen veintidós tomas de la guerra civil española de ese hombre que decidió que la primera impostura sería la suya propia, la de su nombre, André Ernö Friedmann. Llevaba unas doce recorridas y he tenido que pararme a llorar un rato. Me he cruzado con una mujer extranjera que ha entrado en la sala justo en ese momento y me ha mirado como yo miro en el mercado las nuevas variedades híbridas de nabo, col y brócoli: con una mezcla de indiferencia surgida de la incomprensión, sin llegar a la sorpresa y, desde luego, sin emoción alguna.

Dejo aquí algunas de las que cuelgan de las paredes del museo; no la que es cuestión de sospecha, que no es de mis preferidas. Y en el enlace del museo tenéis más. Siento la marca de agua de la agencia más famosa –y lucrada- de fotografía. No tengo ni pericia ni paciencia para quitársela. La agencia, esa sí que es real.






6 comentarios:

Juan Ignacio dijo...

Querido amigo, de todas las entradas que te he leido, esta es la más bella en todos los sentidos.

Irène dijo...

Me temo que yo opino igual que el señor que comentas: lo que consigue estremecerme no deja lugar para cuestionarme nada más. ¿Es o no es? Y qué más da!!!


Revolutionary Road: Me ha recordado a la también Kate en Little Children, a Julianne en Las Horas, ... Qué gran tragedia puede llegar a ser la vida con un tintineo constante que te dice NO: no hay salida satisfactoria.
Me pregunto: ¿la insatisfacción que puede provocar el stablishment es una cualidad meramente femenina?

Muchas gracias por la recomendación, me ha parecido sublime.
Saludos

afuncional dijo...

Llevo varios días con la película en mente. Me gustaría colgar algo aquí, pero no se me ocurre cómo. Ya veré si se me ilumina la bombilla.
Sin entrar en el porqué, habitualmente encuentro mucho más atrapadas a las mujeres atrapadas que a los hombres atrapados. Y se suelen desquiciar.
Julianne. Uff. El otro día la estuve disfrutando en Magnolia, que aún no la había visto. ¿Será medible su magnetismo?

Juan Ignacio dijo...

Esta semana que acaba ha sido "La clase".

Para la semana que entra será "Revolutionary Road".

En cuanto a Julianne Moore, sólo decir que me enganché a esa actriz en "Las horas", al igual que me pasó con Ed Harris. Me gustó tanto la película que no he podido volver a verla. A veces me pasa.

afuncional dijo...

A pesar de que ya nos haya ocurrido en tantas otras ocasiones, no dejan de sorprenderme ciertas similitudes: Ed Harris y no volver a verla. Idéntico.
Hoy vi La duda; lástima que doblada: echaba de menos las voces de Meryl y Philip. Otra banda de salvajes.
R. Road la vi en VOS y no tiene comparación.
Estoy anhelando que estrenen Gran Torino...

Irène dijo...

Magnolia me pareció tan sorprendente. Genial.
Está cargada de buenas grandes escenas, como la de la farmacia (tu Julianne), la de la entrevista a Tom C., también me pareció brillante la de "I am calm"... :).
Una muy buena película.

Para mí Ed Harris es Abyss; ¿dónde está la guapísima Mary Elizabeth Mastrantonio?

Ánimo con ese post de Revolutionary Road!