sin alevosía, precio ni ensañamiento

Bajo un sol inclemente caminé por las calles desiertas de la ciudad, hora de la comida, sábado de fuga urbana a las playas. Leía mientras caminaba un encargo incendiario que acababa de recoger, una de esas granadas que te estallan en la mano sin darte tiempo a lanzarlas antes. El acertadísimo prólogo y la traducción, de un joven Ben Clark. Los poemas, de una suicida –consigo misma- y homicida –con nosotros que la leemos- Anne Sexton. Ben habla del adulterio de Anne, de su matrimonio extinto y asfixiante, del lazo que la atrapaba y que ella misma estrechaba como el animal que cae en una trampa en el bosque y en su angustia acaba infligiéndose la muerte.

Al poco, ya en el dormitorio, sonó Nina y de repente caí en la cuenta de lo que cantaba en su Don´t explain. Estas cosas ocurren: uno lleva años escuchando un tema sin reparar en lo que dice, y un buen día se le aparece claro, cae en la cuenta y se pregunta cómo ha sido posible que no hubiese prestado atención a la letra (¿o no es así, sino todo lo contrario, y en realidad siempre supimos de qué hablaba, no conscientemente, pero lo sabíamos, y un día lo pusimos, se nos puso, sobre el tapete?).

Hoy he encontrado a Ben en la red. Y su poesía marciana. En fin, disfrutad. Lo demás está dicho: no os expliquéis si no es menester y no dejéis que vuestros gestos se congelen.


Don´t explain


Hush now, don't explain

There aint nothin' to gain

Im glad that your back

dont' explain

Quiet baby, dont explain

there is nothing to gain.

Skip back the lipstick

don't explain.

You know that I love you

and what love endures

all my thoughts of you

for I'm so completley yours

Don't want to hear folks chatter

cause I know you cheat

Right n' wrong don't matter

when your with me my sweet..

Hush now don't explain

daon't you know your my joy and your my pain.

My life is yours love

don't explain

All my thoughts of you, for I'm so completley yours.

I don't want to hear nobody chatter

cause I know you cheat,

right n' wrong don't matter

when your with me my sweet.

Hush now, don't explain

your my joy, your my pain

My life is yours love

don't explain.


The Touch


For months my hand was sealed off

in a tin box. Nothing was there but the subway railings.

Perhaps it is bruised, I thought,

and that is why they have locked it up.

You could tell time by this, I thought,

like a clock, by its five knuckles

and the thin underground veins.

It lay there like an unconscious woman

fed by tubes she knew not of.


The hand had collapse,

a small wood pigeon

that had gone into seclusion.

I turned it over and the palm was old,

its lines traced like fine needlepoint

and stitched up into fingers.

It was fat and soft and blind in places.

Nothing but vulnerable.


And all this is metaphor.

An ordinary hand -- just lonely

for something to touch

that touches back.

The dog won't do it.

Her tail wags in the swamp for a frog.

I'm no better than a case of dog food.

She owns her own hunger.

My sisters won't do it.


They live in school except for buttons

and tears running down like lemonade.

My father won't do it.

He comes in the house and even at night

he lives in a machine made by my mother

and well oiled by his job, his job.


The trouble is

that I'd let my gestures freeze.

The trouble was not

in the kitchen or the tulips

but only in my head, my head.


Then all this became history.

Your hand found mine.

Life rushed to my fingers like a blood clot.

Oh, my carpenter,

the fingers are rebuilt.

They dance with yours.

They dance in the attic and in Vienna.

My hand is alive all over America.

Not even death will stop it,

death shedding her blood.

Nothing will stop it, for this is the kingdom

and the kingdom come.


El toque


Meses permaneció mi mano aislada
en una lata. No había nada allí salvo rejas de metro.
Quizá esté magullada, pensé,
y es por eso que la han encerrado.
Pero cuando miré yacía en silencio.
Se podría medir con esto el tiempo, pensé,
como con un reloj, por sus cinco nudillos
y las finas venas subterráneas.
Allí yacía, como una mujer inconsciente,
alimentada por tubos que no conoce.

La mano se había colapsado,
diminuta paloma salvaje
entrada en reclusión.
Le di la vuelta y la palma era vieja,
con líneas finamente bordadas
y puntadas subiendo por los dedos.
Era gruesa y blanda y ciega en algunos sitios.
Tan solo vulnerable.

Y todo esto es metáfora.
Una mano corriente, sólo que añorando
tocar algo que pueda devolver
el toque.
La perra no lo hará.
Mueve el rabo en la ciénaga mientras busca una rana.
No soy mejor que una lata de comida de perro.
Ella es dueña de su propia hambre.
No lo harán mis hermanas.
Viven en la escuela, salvo para botones
y lágrimas que corren como la limonada.
Mi padre no lo hará.
Él viene con la casa e incluso de noche
habita una máquina que fabricó mi madre
y bien engrasada por su trabajo, su trabajo.

El problema es
que dejé que mis gestos se congelaran.
El problema no estaba
en la cocina ni en los tulipanes,
tan sólo en mi cabeza, mi cabeza.

Después todo fue historia.
Tu mano se encontró la mía.
La vida corrió hasta mis dedos como un coágulo.
Oh, carpintero mío,
ya están reconstruidos esos dedos.
Bailan junto a los tuyos.
Danzan ya en el desván y en Viena.
Mi mano vive sobre toda América.
No podrá detenerla ni la muerte,
la muerte derramando su sangre.
Nada la detendrá, pues es éste el reino
y el juicio final.


1 comentario:

Arroba dijo...

¿Hablaremos de esto, no?