I
[A oscuras, leído con linterna. Público con ojos cerrados.]
Subí para bajar. Monté en el aeroplano de El paciente inglés y exploré la sima del agua, la caverna donde entre remolinos de espuma surgían peces-nube y langostas terrestres. Subía, y cuanto más lo hacía, más bajaba. Había una nube al fondo de la gruta. Era verde la nube y musgo la gruta. Caían gotas por las paredes resbalando, pero nunca llegaban al suelo, porque no había suelo, sólo pared. En mi aeroplano cabía la gruta entre el ala superior y la inferior.
Bajé mucho. Siempre había nubes. El viento en la cara me secaba los labios. Sangraba el inferior y la comisura izquierda.
II
[Luces tenues. Contado -no leído ni recitado de memoria- al público. Sin papel.]
Ocurrió.
Me hastié de ver la película una y otra vez.
Herodoto.
El pueblo que le declara la guerra al viento y sale con puñales a combatirlo, pero quedan sepultados porque el viento los cubre de arena.
Me cansé de la arena.
De la línea de su quijada hasta el cuello.
De su mirada entre dos mundos.
De su pelo destellando en las fogatas de la noche.
La locura se cansó de mí y buscó otro amante.
El Bósforo cabe en una mano.
El Bósforo, su estrecho, tanto dolor en la belleza para qué.
III
[Como en II]
Vendo aeroplano de época.
Perfecto estado.
Todos los extras.
Duerme en garaje.
Precio negociable.
IV
[Como en II]
Cuatro ruedas en línea.
Estoy aprendiendo a patinar.
1 comentario:
Embelesa
(Voy a tener que volver a ver esta película, que en su día a mí no me dijo tanto).
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