ars amandi I


Manolo actualiza a Publio Ovidio Nasón y escribe su Ars Amandi. Dieciocho poemas, o lo que fuese que escribía, en los que si algo no hay es recetas amorosas, al contrario que el romano, dos mil años antes. Las recetas las dejaba para otros menesteres más gastronómicos, sabedor de.

La de Ovidio, completa, está aquí. La de Manolo la iré colgando por partes. He aquí la primera:

I

Queda crepúsculo, rodajas

de cielo añil anaranjado, brisa

de otoño, destejo las persianas,

no hay vecinos en los balcones,

y nos protege el patio con gatos

y cacharros, pieles de plátanos

deshabitados, mondas de naranja

brutalmente desnudas

en la esquina

mujeres solas, olor a pan dormido,

chocolate a la francesa, niñas

con faldas plisadas, medias

de algodón y blusas blancas

los lirios

agonizaban ya seis días hace

en ese jarrón con cigüeñas y nubes

fragancia embalsamada en analgésico

han encendido

los primeros faroles, huele a invierno

el eczema de luz sobre el asfalto,

salen ahora de las puertas de los Bancos

pañuelitos de seda en el bolsillo, huelo

a masaje facial y a sudor de abdominales

en el Club Náutico


he dejado el dinero

sobre la consola, bajo el retrato colectivo

de una esforzada promoción de profesores

mercantiles

no, no te han visto el rostro

anochecido, anochece y una voz infantil grita lejana

no vale ¿por qué parecen ateridos esos lirios

que veíamos arder en el verano? lentos

crepúsculos

y algo menos sabios cerrábamos

la puerta a doble llave

mira, ya la tarde

se arrima a las esquinas inciertas

las luces

intentarán hábilmente describirnos

tienes

la piel naranja por el sol poniente, sombra

de pelo sobre el rostro encendido, tacto

de ceniza

y has de volver a casa antes de las doce.


M.V.M.


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