El teléfono móvil se ha convertido, pienso a veces, en un muro con pintadas. Pero ahora, y esta es la novedad, las pintadas no están destinadas al ámbito público, sino al privado. Cualquiera que tenga nuestro teléfono -o que lo consiga...-, puede escribir en nuestro muro: pintadas amorosas, reivindicativas, increpatorias, oníricas. Ello ofrece unas posibilidades combinatorias antes desconocidas. También, dicen, crea dependencia, empobrece el lenguaje, resta libertad, etc. asuntos estos que no me interesan aquí. Lo que en esta categoría de mensajería voy a ir archivando son perlas, algunas ensangrentadas, que con el tiempo se pierden en bandejas olvidadas. Por ejemplo:
Bandeja de entrada:
Ahora es el recreo
11:24
No hay comentarios:
Publicar un comentario