perseguidores de puertas

Ocurrió que hace unas semanas me invitaron al teatro; la obra, una adaptación del relato que aquí quiero comentar: El perseguidor, de Julio Cortázar. Quien me invitó sabía bien de mi predilección por el autor. Rescaté entonces el texto –no encontré el libro, perdido; bien está, en las manos de alguien cercano, seguro-.
Qué inmenso placer volver a zambullirte en ese mundo tan rico, cercano y encriptado a la vez. Al final todo queda resumido en puertas y mundos, lo que Julio llamaba del otro lado y que en tantas obras suyas aparece. Del relato tiré del hilo hasta Dylan Thomas, uno de cuyos versos aparece al principio, y al cual lee el protagonista en el escrito como si fuera su tabla de salvación o como si encontrara en él a un homónimo, a un semejante. El señor Thomas decidió bordear el afilado límite que separa la locura creativa de la conveniente cordura, y sus escritos están llenos de muestras de esa hoja de navaja. Para compensar, perdón por la irreverencia, era un ferviente creyente…
También me fui, lógicamente, hasta Ch. P., esto es, Charlie Parker, protagonista encubierto de esta pieza colosal en la que se indaga acerca de la creación, la locura, el egoísmo, el altruismo… Hay mucho jazz, gotas de humor, marco de novela negra, suciedad, decadencia, aristocracia…
En la red podéis encontrar el cuento entero fácilmente en muchos lugares.

El perseguidor
In memorian Ch. P.

Sé fiel hasta la muerte
Apocalipsis, 2,10

O make me a mask
Dylan Thomas

Dédée me ha llamado por la tarde diciéndome que Johnny no estaba bien, y he ido en seguida al hotel. Desde hace unos días Johnny y Dédée viven en un hotel de la rue Lagrange, en una pieza del cuarto piso. Me ha bastado ver la puerta de la pieza para darme cuenta de que Johnny está en la peor de las miserias; la ventana da a un patio casi negro, y a la una de la tarde hay que tener la luz encendida si se quiere leer el diario o verse la cara. No hace frío, pero he encontrado a Johnny envuelto en una frazada, encajado en un roñoso sillón que larga por todos lados pedazos de estopa amarillenta. Dédée está envejecida, y el vestido rojo le queda muy mal; es un vestido para el trabajo, para las luces de la escena; en esa pieza del hotel se convierte en una especie de coágulo repugnante.
  
El poema del señor Thomas:

O Make Me a Mask

O make me a mask and a wall to shut from your spies
Of the sharp, enameled eyes and the spectacled claws
Rape and rebellion in the nurseries of my face,
Gag of a dumbstruck tree to block from bare enemies
The bayonet tongue in this undefended prayerpiece,
The present mouth, and the sweetly blown trumpet of lies,
Shaped in old armour and oak the countenance of a dunce
To shield the glistening brain and blunt the examiners,
And a tear-stained widower grief drooped from the lashes
To veil belladonna and let the dry eyes perceive
Others betray the lamenting lies of their losses
By the curve of the nude mouth or the laugh up the sleeves.

Si traducir es complicado, traducir este tipo de poesía os podéis hacer una idea. Dejo estas dos para comparar

Oh, hazme una máscara

Oh, hazme una máscara y un muro para ocultarme de tus espías,
del filo de esos ojos esmaltados y de las ostentosas garras,
de la violación y rebeldía en los semilleros de mi rostro,
una mordaza de árbol golpeado en silencio para apartar a los enemigos desnudos;
hazme una lengua cual bayoneta en este rezo indefenso,
la boca presente y una trompeta que con dulzura sople mentiras,
el semblante de un tonto moldeado en vieja armadura y roble
para escudar al cerebro reluciente y embotar a los indagadores,
y un pesar viudo caído de las pestañas, manchado por lágrimas,
para velar la belladona dejando que los ojos secos perciban
que otros traicionan las dolientes mentiras de sus pérdidas
con los pliegues de sus bocas desnudas y las risas solapadas.

Versión de Alan Mills

Fabrícame una máscara

Fabrícame una máscara y un muro que detenga a tus espías
de penetrantes ojos esmaltados y garras telescópicas,
estupro y rebelión en las habitaciones de los niños de mi rostro;
una mordaza de árbol caído que sujete a enemigos desnudos,
a la lengua de bayoneta en este rezo desguarnecido
a la boca presente, y a la dulce trompeta del engaño;
ataviada en antigua armadura, y en roble, la aprobación de un tonto,
para usarla de escudo contra la inteligencia esplendorosa,
y sembrar confusión entre los jueces examinadores;
y el viudo lamentar, manchado por las lágrimas,
curvado al descender por las pestañas
para disimular la belladonna y que los ojos secos perciban
cómo otros traicionan las mentiras plañideras de sus pérdidas
con el doblez de la desnuda boca o la risa en la manga.

Versión de Zaidenwerg

Y sobre la belladona, pues eso, la atropina:

atropina.
(De Atropa, nombre científico de la belladona, y este del gr. ῎Ατροπος, parca que cortaba el hilo de la vida del hombre).
1. f. Quím. Alcaloide venenoso que se extrae de la belladona y se emplea en medicina para dilatar las pupilas de los ojos y para otros usos terapéuticos.

parca.
(Del lat. parca).
1. f. Mit. Cada una de las tres deidades hermanas, Cloto, Láquesis y Átropos, con figura de viejas, de las cuales la primera hilaba, la segunda devanaba y la tercera cortaba el hilo de la vida del hombre.
2. f. poét. muerte (// cesación de la vida).

Así que gracias por aquella invitación que me llevó a tirar del ovillo, Rh.

1 comentario:

RUTH BAÑÓN dijo...

fue un placer compartir, ya sabes.