Tente

El 22 de enero del presente año, mi amigo desde la infancia, Joaquín, me envió esa bomba de relojería al correo, acompañada de este comentario:




“Parece pertenecer a otra vida vivida. Ni el más brillante psicoanalista argentino de la escuela freudiana podría remover de manera tan eficaz nuestros recuerdos de la niñez.”

Con Joaquín pasé horas y horas jugando con el Tente. Este desintegrador de rayos láser; la proyección de una rara película en el cine del pueblo, que vimos juntos (casualidades), y que resultó ser Blade Runner –no entendí nada, pero ya quedó grabada en algún lugar-; las primeras correrrías juntos y la estética y la épica de la primera entrega de La guerra de las galaxias... Todo aquello conformó nuestra infancia y preadolescencia. Hasta los 12 años, que yo me mudé y los caminos se independizaron. Sí, parece pertenecer a otra vida vivida.

Gracias por la tremenda regresión, Kin.

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