Evans el caminante

Autorretrato en París en 1926



New York City, 1931






Durante unos años le dio por hacer fotografías en el metro de N.Y. Las hacía de forma secreta, pues estaba -y está- prohibido. Teniendo en cuenta que el tamaño de las cámaras de entonces no era precisamente pequeño, hay que imaginárselo con el artefacto pegado al estómago, la camisa ligeramente abierta en el momento preciso y el disparador bajándole por la manga hasta la palma de la mano. Luego, recortaba el encuadre hasta conseguir que sólo quedara lo que le interesaba, habitualmente el busto; ese era el único retoque que se permitía. Su serie de minúsculos retratos en el subterráneo, como un mismo tema con variaciones, se adelanta a Warhol tres décadas. Pero no es exacto esto: no es que se adelante, es que abre caminos. Todas las tomas anónimas de aquellos años permanecieron inéditas hasta que trascurrió el tiempo suficiente para que su publicación no supusiera problemas legales. Es lo que tiene abrir vías.


New York subway portraits, 1938-1941










En 1932 viaja a Cuba e ilustra con sus fotografías de aquella Cuba dictatorial, sucursal estadounidense, el libro del que posteriormente sería su amigo, Carleton Beals.




Girl in window, Havana, 1932




Dockworker, Havana, 1932





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