días contados


Dice L. A. Cuenca


La amazona de Mordor


Esa amazona rubia que cabalga
por las grises colinas y los yermos
de Mordor; esa chica que ha dejado
atrás la primavera y se dirige
al país de la noche permanente,
donde el señor del mal gobierna.


Por qué no vuelve grupas hacia el mundo
donde el lirio florece y las muchachas
buscan fresas y dan besos furtivos
y tejen y cocinan, donde hay bardos
que cantan las hazañas de los héroes
y veneran a la Gran Diosa.


Esa mujer dorada que galopa
de espaldas a la luz y a la belleza,
persiguiendo sin tregua ni reposo
al oscuro jinete que la rompe
de amor y la consume de deseo,
al enemigo de su alma.


DEBAJO DE LA PIEL


Dos millones de años después, tengo tan claro

que el viaje hacia el lenguaje y hacia la inteligencia

no precisaba alforjas, que me sacan de quicio

los que distinguen entre personas y animales,

como si hubiera alguna diferencia entre el hombre

y el resto de los seres vivos del planeta

que no sea a favor de estos últimos. Pero,

al margen de este hecho incontestable, existe

algún hecho menor que justifica, acaso,

el dolor de ser hombre: debajo de la piel

de la especie hay un hueco para el temblor inútil

y hermoso que transmiten los poemas homéricos,

la Eneida de Virgilio, el teatro de Shakespeare,

las Sonatas de Valle o los cuentos de Borges,

por citar sólo cinco momentos memorables

de la literatura universal. No salvan

a nadie, ni nos quitan atávicas zozobras,

pero nos comunican un placer que mi perro,

con ser bastante menos desdichado, no siente.

Dos millones de años después, tan sólo eso

ha valido la pena.


2 comentarios:

yo otra vez dijo...

Me gusta mucho eso de "se ha habilitado la moderación de comentarios". Es como decír "puede usted comer pero por favor utilice los cubiertos adecuados"

Ana Iniesta dijo...

y que sabemos en realidad, teniendo en cuenta la capacidad sensitiva de muchos animalicos, lo que nosotros nos perdemos de ellos? acaso quizás no pueden experimentar delicada poesía vetada para nuestros sentidos? qué universos desconocemos, y, por lo tanto, no añoramos??