CIEGOS MOVIMIENTOS SUBJETIVOS HACIA EL RECUERDO DE UNA NOCHE DE SAN JUAN, ESPACIAL LA SEXUAL ALEGRÍA POPULAR
Nadie vio cambiar el plumaje negro de las aves ciegas
y nocturnas
pero de pronto todo lo llenaron de burbujas eternas en
raro azul de sueño bueno
en cada azotea se encendió el decorado
los farolillos parecían auténticamente chinos
y cada junco olía a champán justiciero
espíritu de panecillo recién abierto
mantequilla
jamón transparente y algo plastificado
cada camisa blanca sonrió varias veces
antes de protagonizar la épica de la fea mano femenina
dormida
o nerviosa
como vieja paloma menopáusica
oh el niño que estrenaba la bragueta
oh el obrero que estrenaba camiseta
oh la mujer que estrenaba peineta
oh la niña que estrenaba teta
podíamos suponer los fingimientos de su audacia
la locuacidad anualmente recuperada
fugitivos cerebros de la cárcel lingüística de precarias
relaciones de producción
guardaban para ocasiones similares lo mejor de sí mismos
lo más sabio de su coquetería educada en cines de barrio
en la mueca embigotada de Clark Gable
o en la inquieta columna vertebral de Marlon Brando
(presentían que el sexo de Marlon
era el brazo
aquel brazo procaz cruzado con su hermano
ante el flujo ocular
de Blanche Dubois)
cada clan en su isla bajo las guirnaldas
en olor a pólvora rota por invisibles pilletes ahogados en
calles
abisales
entre la agónica luz de las últimas hogueras
presentimos a un tiempo que después se amarían los
adultos
y se consolarían los adolescentes de cara a la pared
presentimos –oh nuestra imaginación literaria- que
el amor
a ciertos niveles culturales
se limita a una dominante superposición silenciosa
algún quejido fingido o incontrolado
y finalmente
la humedad del triunfo o el desconcierto
no sabíamos aún que cada animal finge su épica
vive por ella y ella enriquece lo que quiere creer de sí
mismo
lo que entra en el juego de rascarse una oreja
empuñar un seno o dar un beso líquido
nos excitó su desaliñado goce
o coraçao do mundo canta en o meo coraçao
te había comprado un disco que nos pareció triste y
excitante
porque estábamos tristes y excitados
el blanco de tus ojos parecía empapado de relente
hasta tu boca subió el calor de un centro en armas
pero dijiste en cambio que estaban alienados
y que nunca harían la revolución
yo quería fingir que no estaba caliente
alguien me había dicho (o había leído) que los intelectuales
dosificamos los impulsos primarios
les damos un lugar exacto en el collage de nuestro
comportamiento precientífico
en la duda del comportamiento científico
abstente
a nuestra isla llegaron chispas de cohete agotado
te desabroché el vestido con cara de tocólogo
y al tú cerrar los ojos comprendí que te urgía la desnudez
jamás jamás se darán condiciones objetivas como aquellas:
espacial la sexual alegría popular
la ciudad en llamas
el olor a pólvora
la noche fría y cálida en su perfección
y tú semidesnuda
en un sobreático de matrimonio amigo y
progresista
que había acudido a cierta fiesta
donde estrenaban himnos en chino comunista
luego aquel camino en cámara subjetiva
hasta una habitación abierta a la ciudad en desbandada
de pie contra la pared esperabas mi asalto
y luego repetimos ese viaje que promete ser eterno y
del que siempre se vuelve.
desde entonces hemos leído mucho más
hemos sido víctimas de la Historia
y de las contradicciones internas del capitalismo en su
fase agónico-imperialista
pero siempre recuerdo aquella noche cuando me replanteo
por qué probablemente te querré siempre
por qué la nostalgia del paraíso
exige el sacrificio de un elevado tanto por ciento de
realidad
por qué la huida es el estado perfecto de los seres
que han intentado saber el nombre de cuanto les rodea
la intención de todo lo que hacen
los abismos que te dejan en las fauces del absoluto.
Otro día hablaré de Manolo, como a él le gustaba que le llamasen. Hay un más que interesante estudio de este poema –y de su obra en general- aquí.
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