polisemias


Poet´s work


Robert Hass


1.

You carry a saucer of clear water,

smelling faintly of lemon, that spills

into the dark roots of what

was I saying? Hurt or dance, the stunned

hours, arguments for and against:

there's a tap here somewhere.


2.

This dream: on white linen, in the high ceiling'd room,

Marie and Julia had spread baskets of focaccia,

A steaming zucchini torte, ham in thin, almost deliquescent slices,

Mottled ovals of salami, around a huge bowl in which chunks of crabmeat,

With its sweet, iodine smell of high tide, were strewn

Among quarter moons of sun-colored tomatoes and lettuce leaves

Of some species as tender-looking as the child's death had been.


3.

If there is a way in, it may be

Through the corolla of the cinquefoil

With its pale yellow petals,

In the mixed smell of dust and water

At trailside in the middle reaches of July.

Soft: an almost phosphor gleam in twilight.


El trabajo del poeta


Traducción de Jaime Priede


1.

¿Llevás un platillo de agua clara,

que huele ligeramente a limón y se derrama

en las oscuras raíces de lo que

estaba yo diciendo? Herida o danza, horas

pasmadas, argumentos a favor y en contra:

hay un grifo aquí por algún lado.


2.

Este sueño: sobre lino blanco, en el cuarto del alto cielo raso,

Marie y Julia habían esparcido cestas de focaccia,

una torta de humeante zapallito italiano, jamón en lonchas casi transparentes,

óvalos de salamí, alrededor de un enorme cuenco con trozos gruesos de

carne de cangrejo

con su dulce, olor a yodo de pleamar esparcidos

entre cuarterones de tomates rojos como el sol y hojas de lechuga

de alguna especie de aspecto tan tierno como la muerte de una criatura.


3.

Si hay un camino ahí, puede que sea

a través de la corola del cincoenrama

con sus pétalos de amarillo pálido,

entre el olor mezcla de agua y polvo,

en la cuneta del camino a mediados de julio.

Suave: casi fósforo lo que centellea en el ocaso.


El oficio del poeta


Jose Agustín Goytisolo


Contemplar las palabras

sobre el papel escritas,

medirlas, sopesar

su cuerpo en el conjunto

del poema, y después,

igual que un artesano,

separarse a mirar

cómo la luz emerge

de la sutil textura.

Así es el viejo oficio

del poeta, que comienza

en la idea, en el soplo

sobre el polvo infinito

de la memoria, sobre

la experiencia vivida,

la historia, los deseos,

las pasiones del hombre.

La materia del canto

nos la ha ofrecido el pueblo

con su voz. Devolvamos

las palabras reunidas

a su auténtico dueño.


EL JUEGO DE HACER VERSOS


Jaime Gil de Biedma


El juego de hacer versos

-que no es un juego- es algo

parecido en principio

al placer solitario.


Con la primera muda,

en los años nostálgicos

de nuestra adolescencia,

a escribir empezamos.


Y son nuestros poemas

del todo imaginarios

-demasiado inexpertos

ni siquiera plagiamos-


porque la Poesía

es un ángel abstracto

y, como todos ellos,

predispuesto a halagarnos.


El arte es otra cosa

distinta. El resultado

de mucha vocación

y un poco de trabajo.


Aprender a pensar

en renglones contados

-y no en los sentimientos

con que nos exaltábamos-,


tratar con el idioma

como si fuera mágico

es un buen ejercicio,

que llega a emborracharnos.


Luego está el instrumento

en su punto afinado:

la mejor poesía

es el Verbo hecho tango.


Y los poemas son

un modo que adoptamos

para que nos entiendan

y que nos entendamos.


Lo que importa explicar

es la vida, los rasgos

de su filantropía,

las noches de sus sábados.


La manera que tiene

sobre todo en verano

de ser un paraíso.

Aunque, de cuando en cuando,


si alguna de esas noches

que las carga el diablo

uno piensa en la historia

de estos últimos años,


si piensa en esta vida

que nos hace pedazos

de madera podrida,

perdida en un naufragio,


la conciencia le pesa

-por estar intentando

persuadirse en secreto

de que aún es honrado.


El juego de hacer versos,

que no es un juego, es algo

que acaba pareciéndose

al vicio solitario.


SOBRE EL IMPOSIBLE OFICIO DE ESCRIBIR


J. M. Caballero Bonald


Por aquella palabra

de más que dije entonces, trataría

de dar mi vida ahora.¿Vale algo

comprobarlo después de consumidos

tantos esfuerzos

para no mentir?


Toco

tu vientre y se desplaza el tiempo

como la sangre en un embudo, mientras

a ciegas nos buscamos. Sólo el riesgo

común ocupa el mundo, arrastra

el derredor, lo exprime

como una esponja, desordena

el engranaje de los hechos. ¿Cómo

poder saltar entonces

la ambigüedad de la memoria?


El imposible oficio de escribir

aproximadamente

la vulnerable instancia del ayer

de la vida, y más cuando

un incierto futuro se intercala

entre lo timorato y lo ostentoso,

me suele contagiar

de esa amorfa molicie

que entumece los goznes del deseo.


Pero no cejo nunca. Paraísos

vagamente resueltos

entre la oxidación del ocio, surgen

como reclamos, brillan

en ocasiones

con juvenil sabor a culpa.


¡Escapar de la mella de los días

iguales! En tanta libertad

¿se anudarán vislumbres

que a su obstinado uso

me condenen, reduzcan el amor

a sus emblemas?


Lo que aquí

no está escrito es ya la única

prueba de que dispongo

para reconocerme, interrumpir

mi turno de erosión entre recuerdos

apremiantes.


Por aquella palabra

de más que dije entonces,

trataría de dar mi vida ahora.



No hay comentarios: