VII
En nuestro fin empiezan
los dietarios, de pronto las aceras
sin portales, tranvías que no van
a alguna parte, semáforos
que urgen
noches sin adjetivar
gentes de siempre, otra vez
la sonrisa social que no necesitamos
ahora, el buenos días sin piedad
a la orilla del teléfono
partirán
balandros con regreso, besos quizá
bajo pérgolas, lento jazz, petirrojos
que cantan en diciembre
o amor
en habitaciones con lirios apagados,
de vez en cuando el corazón
falseará un latido
donde habita
el olvido temblarán los jaramagos, ruinas
de esta habitación, no quedará piedra
sobre lirio
ni siquiera miedo a perder
algo
porque en nuestro fin empieza todo
lo que de gris ayer vestimos, los días
ordenados, dispuestos como un ejército
pequeño siempre derrotado
de siempre
el esperado día sin retorno, éste tal vez
éste si tú quieres,
indefenso como un mito.
M.V.M.
1 comentario:
Miguel Martí i Pol.
AHORA MISMO
Ahora mismo enhebro esta aguja
con el hilo de un propósito que no digo
y me pongo a remendar. Ninguno de los prodigios
que anunciaban taumaturgos insignes
se ha cumplido, y los años pasan de prisa.
De nada a poco, y siempre con el viento de cara,
qué largo camino de angustia y de silencios.
Y estamos donde estamos, más vale saberlo y decirlo
y asentar los pies en la tierra y proclamarnos
herederos de un tiempo de dudas y de renuncias
en que los ruidos ahogan las palabras
y con muchos espejos medio enmascaramos la vida.
De nada nos vale la añoranza o la queja,
ni el toque de displicente melancolía
que nos ponemos por jersey o corbata
cuando salimos a la calle. Tenemos a penas
lo que tenemos y basta: el espacio de historia
concreta que nos corresponde, y un minúsculo
terrirorio para vivirla. Pongámonos
de pie otra vez y que se sienta
la voz de todos solemne y claramente.
Gritemos quién somos y que todos lo oigan.
Y al acabar, que cada uno se vista
como buenamente le apetezca, y ¡adelante!
que todo está por hacer y todo es posible.
Cocinero anónimo.
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